¿Cómo las dinámicas familiares presupusieron y a la vez modelaron jerarquías sociales? ¿De qué modo se expresaron los conflictos producidos por las desigualdades en el plano de las formas familiares y las vivencias infantiles? ¿Qué discriminaciones existían –y siguen existiendo– con las personas que vivían fuera de las normas instituidas? Estas preguntas están en el corazón de este libro que examina los vínculos familiares y las experiencias infantiles en relación con las políticas públicas y las producciones culturales. Lo hace con la convicción que la historia resulta esencial para entender la significación de las crecientes desigualdades sociales, la naturalización de la violencia ejercida sobre las mujeres y la intolerancia homofóbica y las dificultades para diseñar políticas que asuman en toda su radicalidad la diversidad familiar. Lejos de una mirada romantizada, el libro considera que los vínculos familiares están atravesados por relaciones de poder, que involucran construcciones de clase, género y edad. Parte, también, de entender que la organización familiar está unida a la formación social y la organización del poder político y a construcciones ideológicas y sentimentales que la sustentan e incluso la naturalizan. Estos presupuestos contribuyen a comprender la jerarquización de las formas familiares realizada por las políticas públicas y las producciones mediáticas y, al mismo tiempo, a entender los fenómenos históricos a partir de las dinámicas familiares y las experiencias infantiles.